¿Cómo llega el agua potable a nuestras casas?

Proceso del agua potable para llegar a las casas

Sabemos que el agua es fundamental para el desarrollo y supervivencia de los seres vivos. Sin embargo, no toda el agua que existe en el planeta es apta para el consumo humano, como la de los mares u océanos por su alto nivel de sal, y la que si se puede ingerir, conocida comúnmente como agua dulce, debe pasar por un largo proceso antes de llegar a nuestros hogares.

Si te has preguntado alguna vez como llega el agua potable a nuestras casas, te invitamos a leer toda la información que tenemos para ti. De seguro te impresionarás con el complejo sistema que se esconde detrás del simple hecho de abrir un grifo.

¿De dónde viene el agua potable?


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Primero debes conocer las características del agua potable, esta debe: tener menos de 10 bacterias intestinales por cada litro, estar libre de olor, color o cualquier turbiedad visible, no contener ninguna impureza química y no venir de una fuente contaminada por aguas negras.

El camino del agua potable que llega a nuestras casas comienza en la naturaleza. De los depósitos de agua dulce, tanto superficiales (ríos y lagos) como subterráneos, se extrae el agua. Este proceso es conocido como captación.

El agua captada o recolectada no es 100% apta para ser consumida por los humanos. Por esta razón debe pasar por una segunda fase que es conocida como potabilización.

La potabilización del agua no es más que una serie de procesos (físicos, químicos y microbiológicos), que permiten que el agua recolectada se convierta en agua purificada, y así sea segura para el consumo humano. Entre los procesos físicos se encuentra la separación de arena y tierra del resto del agua. Luego, se le agrega al agua procesada una cierta cantidad de flúor y cloro para eliminar todos los elementos biológicos que puedan ser dañinos para la salud; este proceso es lo que se considera realmente como la potabilización del agua.

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Finalmente, el agua es transportada y almacenada en un espacio controlado. Desde ahí se realiza la distribución y suministro del servicio a todas las zonas pobladas que lo requieran.

Para que la distribución, de este líquido esencial, sea posible es necesario contar con un amplio sistema de cañerías. Estas cañerías son las que permiten que el agua potable llegue a las escuelas, hospitales, el grifo de nuestros hogares, etc. Pero, para garantizar un suministro eficiente y que el agua sea de calidad, existen dos entes que se encuentran entre el depósito de almacenamiento y los usuarios finales del agua.

Estos entes son el centro de control y las estaciones remotas. La función del centro de control es monitorizar el suministro de agua según la demanda que se presente. En este centro se tiene la información y los datos sobre el consumo de agua potable de cada sector, para así aumentar o disminuir el suministro según se requiera. En cuanto a las estaciones remotas, su función es velar y garantizar la potabilidad del agua en todo momento. En estos sitios se pueden realizar procesos que corrijan, si se requiere, la composición del agua en algún tramo del recorrido.

Ya conoces cómo es el proceso de purificación del agua a nivel macro. Pero, ¿sabes cómo purificar agua en casa?

¿Cómo purificar el agua en casa?


El método más sencillo para potabilizar agua en casa es la ebullición. Para que sea efectivo el agua debe hervir por un periodo de entre 15 a 30 minutos; la desventaja que presenta este proceso es que la concentración de minerales aumenta debido a la evaporación de una parte del agua.
Otra buena opción es la filtración. Para ello existen diversas opciones en el mercado. Se puede optar por un filtro de cerámica, el cual gracias a sus finos poros puede separar las partículas de materia sólida de las de agua.

También puedes probar un filtro de carbón activo, el cual tiene la propiedad de capturar las partículas microscópicas de los contaminantes orgánicos como pesticidas e insecticidas; igualmente, ayuda a eliminar el cloro, los sabores desagradables y los malos olores. La única desventaja es que se debe cambiar, en promedio, cada 5 meses, de lo contrario se puede contaminar y el agua no se podrá consumir.

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